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terça-feira, 19 de janeiro de 2010

Llueve


Hola Kitty!

Escribo a ti para que compartas conmigo ese distinto día de verano, dibujado en un cielo gris de una fecha de martes nublado. Creo que hoy el sol estas perezoso y el viento se pasa lento, así como yo, quedo raro y nostálgico.
Sé que estas de viaje, estas en Guadalajara, y estoy muy contento que estés con tus proyectos saliendo de la mejor forma posible y que estas feliz.
Escribo también, amiga mía, para que conozca lo que vivo hoy, siempre estamos conectados de una manera tan nuestra y tengo a ti para que conozca mis cosas particulares así como nosotros, unos cómplices desde que nos conocimos.
Hay unos meses yo conocí una persona que he pasado los días más increíbles que tuve, las mañanas se convertía en mensajes que yo enviaba, en los el mail que yo contestaba de pronto y de los raros momentos que compartimos solamente, como parejas. Los días esporádicos nos encontrábamos en las calles llenas de personas que no ayudaba a sentirme confortable. Eran personas distintas que me avergonzaba de expresar lo que sentía. Pero ya se fue, por solamente yo no tener coraje. ¿Te explico?
Una vez quedamos en una plaza principal, a frente de una bellísima iglesia, llovía agujas delgadas de una agua tibia y por adentro yo tenia muchas ganas de besar y abrazar, decir que estabas allá por completo, que me gustaría demasiado la compañía y el esfuerzo de tener ahí, un momento nuestro. Pero solamente quedé conversando, fuimos a una panadería y miré sus cabellos, un rubio claro medio despeinado, su rostro que sonreía con chistes y fijaba en tus labios el deseo de besar. Pero nada de eso la persona observaba, el contacto físico era más importante, pero yo no lograría hacerlo en aquello momento, por que necesitabas privacidad. No es por que no me gusta, es por que no tengo coraje, creo que me pasaría algo malo con los ojos de las personas mirándonos y haciendo justicia con sus sentencias preconcebidas.
Ah Kitty, que bueno compartir contigo, que sabes tanto de mí, que me conoces mas que yo, tú lo sabes como soy aunque estés lejos.
Creo que en esa carta, yo estoy muy egoísta, por que solamente hablaré de mí, aún espero tu carta, aquella que yo iba a recibir.
Dijeron a mí que escribo para recibir elogios de mis amigos, tu sabes que no es verdad, que escribo para transformar lo que siento en palabras y aliviarme. Me dolió mucho esa observación precipitada y indiferente.
Quisiera tanto que estuvieras aquí, para platicar contigo en un café, o para que tomemos jugos en esas tardes calientes de verano aquí en Brasil, creo que ahí estas frío y que eso te gusta demasiado, aunque tus deditos quedan casi muertos de tanto pasar con ese clima. He escuchado Reik, Sin Banderas, Roberto Carlos y una canción de Bruno e Marrone que la conoces. (... ”O sonho não acabou, vale a pena acreditar, Deus criou o amor e fez um dia eu te encontrar, queria tanto sentir, o seu abraço e dormir, mas o que eu vou fazer, se você não está aqui”).
He escuchando también una de Pepe Aguillar que se llama “Mi credo” y “Se Fue” de Laura Pausini, las dos canciones me gustan demasiado, para mí las letras son ideales.
Bueno, espero que estés bien, permanezco aquí esperando tu carta con las novedades de tu viaje por Guadalajara. Ya me voy a comer, aunque no tengo ánimos, ni hambre. Cuídate 1%. “Mis dedos fríos y me pelo que me golpean en tus recuerdos... mi dulce amiga estas tu, sentada aquí en mi alma en mis ojos en mi puerta dirigiendo mis motivos, mis victorias y mis guerras...”. ¿Acuérdate? 123.

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