Recebi de você

Angelo:

Te escribo esta carta, desde la soledad de mi oficina, en medio de cientos de papeles y pendientes que tengo que hacer. Estaba concentrada en mi trabajo, hasta que miré el sapito de juguete que tengo en mi escritorio y sonreí en silencio al pensar en ti. Hay días en que te extraño más que otros, hoy fue un día en el que te extrañé profundamente. No ha dejado de llover en los últimos días, me gusta caminar bajo la lluvia mientras escucho nuestras canciones y acomodo mi bufanda en el cuello, llenándome el olfato de mi propio perfume, preguntándome si alguna vez acaso, te llega el aroma de mi perfume en otra persona y entonces te acuerdas de mi y piensas en mi.
Hoy sentí la nostalgia estacionada en las manos, en las ropas, en la piel. Hoy te necesité como nunca, quizás para saberme y sentirme amada por alguien, hoy entré a tu blog después de hace algunos días y leí tu último escrito y es como si algo se me hubiera roto. No puedo negar que me cuesta un poco de trabajo admitir que tienes una vida en tu país, en tu ciudad, con tus amigos, con tu mundo real y que yo solo soy parte de ese mundo virtual e inverosímil que hemos construido. Te quiero confesar, que siento muchos celos al leer las cosas tan hermosas y maravillosas que escribes, y no por el hecho de sentir celos de pareja, más bien son celos de saber que alguien despierta en ti tantos sentimientos, celos de saber que algo tan cotidiano se vuelve tan importante para ti. Y me pregunto qué se sentirá besarte, como se sentirán tus dedos en mi piel, cómo sería el calor entre tu y yo, cómo sería aquel encuentro físico que tantas veces he imaginado y deseado.
Si te confieso todo esto, es por que entre tu y yo no hay secretos, y solo quería que supieras que nada me gustaría más en el mundo que poder transmitirte por medio de besos, miradas y caricias todo el amor que siento por ti.
Que tengas una maravillosa noche, te amo siempre.

Mariann.